Un nuevo método detecta de forma rápida la proteína beta-lactoglobulina, el principal indicador de leche en alimentos
La leche es un alimento en cuya composición hay determinadas sustancias con un elevado poder alergénico, es decir, que tienen la capacidad de causar alergia. Estas sustancias son, sobre todo, las proteínas. La alergia a la leche es, además, una de las más difíciles de detectar o clasificar, ya que su consumo puede provocar una gran variedad de respuestas, ya sean alérgicas o intolerancias. Todo ello, unido a la gran cantidad de alimentos que contienen leche o derivados, ha motivado que un grupo de expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) haya desarrollado un nuevo método de detección de leche en alimentos, con el fin de garantizar que el producto final no contiene leche o lácteos de manera accidental.
Por NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ5 de septiembre de 2011
Dotado de una gran sensibilidad, el nuevo método es rápido y fácil de usar. Una de sus funciones más relevantes es la capacidad de detectar la proteína beta-lactoglobulina, el principal indicador de leche o derivados en alimentos, una de las proteínas mayoritarias y más alergénicas. La finalidad del estudio ha sido conseguir un sistema más sensible, más preciso y más rápido que los actuales para detectar la posible presencia de leche en alimentos.
Hacia la tolerancia cero
La única manera de evitar el consumo accidental de leche es conseguir un límite de detección lo más bajo posible
Cada vez son más los casos de alergias alimentarias, sobre todo entre la población infantil. Los últimos datos apuntan que un 6% de los niños tienen algún tipo de alergia a los alimentos, sobre todo a la leche. A día de hoy, la única medida preventiva para las personas es evitar el consumo de leche. Por este motivo, garantizar que un alimento no contiene este producto es clave para las personas afectadas. Además, la legislación europea obliga a indicar en el etiquetado la presencia o ausencia de leche y derivados, pero no obliga ni establece cuál es la cantidad máxima permitida en un alimento "libre" de esta.
La única manera de saber y evitar el consumo accidental de leche o derivados es conseguir un límite de detección lo más bajo y preciso posible. Por tanto, con el nuevo invento, se dispone de un mejor sistema para controlar la posible presencia de leche en alimentos que no deberían llevarla.
Objetivo: mejorar la sensibilidad
Para una mejora en el desarrollo del kit de detección, los investigadores han contado con muestras contaminadas de manera intencionada, de modo que han simulado contaminaciones accidentales que podrían darse durante el procesado. Se prepararon muestras de diferentes alimentos infantiles con cantidades conocidas de distintos postres lácteos y se sometieron después a tratamiento térmico, igual que ocurriría en la línea de producción.
Según los expertos, esta parte del procesado, en la línea de producción, es una de las más comunes vías de contaminación no deseada, como restos de productos elaborados con anterioridad que contenían leche y que permanecen en maquinaria que no se ha limpiado de forma correcta. Los expertos explican la dificultad en la detección de la proteína, ya que durante el procesado térmico, esterilización o pasteurización, las proteínas se alteran, sobre todo la beta-lactoglobulina, con lo que dificulta de forma considerable su detección. De ahí la importancia de mejorar la sensibilización del detector.
PRINCIPALES VENTAJAS
El kit detector incluye un conjunto de reactivos cuyo uso requiere un mínimo espacio adecuado, similar a un pequeño laboratorio en las instalaciones. La ventaja más significativa de este nuevo invento es la sensibilidad de detección en diferentes tipos de alimentos, permite la detección de concentraciones de beta-lactoglobulina hasta 0,1 partes por millón (ppm), lo que sería 0,1 miligramos por kilo.
Por otra parte, los expertos añaden otra ventaja, que es el control visual. Con este detector es posible una interpretación visual cualitativa de los resultados basado en un cambio de color de las muestras, una interpretación de los resultados muy útil y que no precisa ningún lector de placas u otros utensilios específicos.
Aunque el experimento ha empezado a funcionar con alimentos infantiles, el detector proporciona un mejor sistema para controlar la posible presencia de leche en otros alimentos que deberían estar libres de productos lácteos. El detector ya se comercializa en las industrias españolas y europeas y ha entrado en el mercado americano.
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