ORIGEN: http://www.fibromialgia.com.ar/dietas.htm
Dentro de los actos celebrados en Borriol con motivo de la Semana de la Dona, los vecinos de la localidad han podido acercarse esta semana a la realidad de la fibromialgia. En una charla coloquio ofrecida en el salón de plenos, la nutricionista Isabel Ortells y su marido, Vicente Estupiñá, informaron al auditorio sobre qué es la fibromialgia y cómo una alimentación adecuada puede ayudar a combatir los síntomas de la enfermedad.
La fibromialgia es una dolencia que consiste "en la intoxicación del cuerpo", señalaron los conferenciantes. Este mal se manifiesta por dolores intensos en los músculos, huesos y un cansancio enorme. La pareja ha vivido en primera fila los graves síntomas de esta enfermedad, ya que su hija Marta la padece. Ortells y Estupiñá explicaron que, al cambiar la alimentación de Marta, sus dolores prácticamente han desaparecido y aclararon que los alimentos prohibidos para cualquier paciente son la leche de vaca, el azúcar y el trigo. La carne roja hay que tomarla en pequeñas cantidades, por lo que es más conveniente el pollo y pavo.
Cada enfermo de fibromialgia, según su grupo sanguíneo, necesita una dieta personalizada. Además, Ortells aclaró que, en las primeras semanas de cambiar la alimentación, los enfermos empeoran porque el cuerpo tiene que habituarse, pero que hay que tener "paciencia". La clave es que el cuerpo "pueda asimilar todos los alimentos para potenciar el sistema inmunológico", explicó Estupiñá, y esto solo se consigue, "con una adecuada alimentación". Los dos conferenciantes alertaron también de que cada vez "hay más gente joven que padece esta enfermedad".
Fibromialgia y Alimentación
Es un hecho demostrado que los hábitos alimentarios pueden estar implicados en el origen de algunas enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, la diabetes y determinados tipos de cáncer.
Por lo tanto, una alimentación equilibrada aportará la energía, las vitaminas y los minerales imprescindibles para mejorar la calidad de vida del enfermo y evitar la aparición de complicaciones por carencias o excesos.
Una dieta rica en vegetales, rica en potasio, cinc, silicio y selenio y pobre en grasas y proteínas de origen animal ayuda a mantener los músculos y los tendones en buen estado y pueden ayudar a disminuir la sensación de dolor.
Los enfermos de fibromialgia deben aportar una ingesta suficiente de calcio a través de la alimentación e incluso a través de suplementos ya que una baja concentración de este en sangre es responsable de la aparición de espasmos musculares.
El magnesio interviene en el proceso de la contracción muscular y su carencia provoca estremecimientos musculares y calambres además de apatía y debilidad.
Es frecuente incluir en el tratamiento del enfermo el uso de suplementos de vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C y E para combatir el estrés y reforzar el sistema inmune.
Alimentos recomendados
Alcalinizantes (ricos en potasio, calcio, magnesio y sodio). Entre las más importantes están la lechuga, las endibias, la escarola, el perejil, el plátano, el mijo, las almendras, el maíz, las castañas, etc.
Ricos en ácidos grasos omega 3: pescados azules, aceite de linaza, de cánola, de nuez, de soja, de germen de trigo y de avellana.
Frutas frescas, frutos secos y semillas (ricos en antioxidantes, calcio y ácidos grasos omega 3): manzana, pera, almendras, avellanas, sésamo, etc.
Contrariamente a lo que se piensa, las frutas ácidas –el limón, por ejemplo- no suelen ser acidificantes, ya que su digestión deja como residuos minerales alcalinos.
Verduras y hortalizas -ricas en calcio, vitamina C, ácido fólico y betacarotenos-: zanahoria, cebolla, apio, col, etc.
Cereales integrales - ricos en selenio, vitaminas del grupo B y fibra-: trigo, avena, centeno, etc.
La soja y sus derivados -aportan proteínas, calcio, hierro, yodo, magnesio, potasio, fósforo, ácido fólico y vitaminas del grupo B-.
Algas -ricas en calcio, magnesio y otros oligoelementos que facilitan su la absorción-.
Alimentos desaconsejados.
Acidificantes: - ricos en fósforo, azufre y cloro-. Entre los más destacados están los que contienen aditivos y edulcorantes, las harinas refinadas, las conservas, etc.
Ricos en oxalatos: espinacas, acelgas, remolachas, etc.
Ricos en grasas saturadas:carnes grasas, embutidos, mantequilla, lácteos enteros, etc.
Ricos en purinas:vísceras, carnes rojas y mariscos.
Vegetales solonáceos -contienen solanina, una toxina que actúa sobre los enzimas formadores de los músculos aumentando la inflamación y causando dolor-: tomate, patata, pimiento, berenjena, etc.
El alcohol, la cafeína, la sal y los azúcares refinados-irritan los músculos y son estresantes al sistema inmune-.
Cuando hay acidosis por el abuso de estos alimentos aparecen síntomas como la falta crónica de energía, sabor agrio y viscoso al despertar, propensión a la fatiga y el frío, tendencia a la depresión, encías inflamadas y sensibles, caries, cabello sin brillo y su caída, piel seca y agrietada, uñas frágiles y quebradizas, calambres y espasmos musculares, problemas osteoarticulares, aumento en el depósito de cristales en las articulaciones y su inflamación, propensión a sufrir infecciones y músculos doloridos.
Consejos para una alimentación saludable:
Fraccionar la ingesta diaria en 4 comidas para un buen reparto de las calorías. No saltarse ninguna comida ni “picar” entre horas.
Comer en un ambiente relajado y sin prisas.
Aumentar el aporte de fibra alimentaria a través del consumo de un mínimo de 5 raciones de verduras y frutas (en caso de diarrea seguir dieta astringente). No abusar de los alimentos más flatulentos en caso de meteorismo: legumbres, col, coliflor, coles de bruselas, alcachofas, nabos, cebolla y manzana cruda, melón, sandía, chocolate, frutos secos y setas.
Optar por carnes blancas (pollo, pavo, conejo) y pescados (mínimo dos veces a la semana pescado azul) frente al abuso de las carnes rojas y muy grasas.
Utilizar cocciones ligeras como el horno, la plancha, el vapor, el papillote o el hervido y limitar las más grasas (fritos, rebozados, empanados) a ocasiones especiales.
Reducir el aporte de azúcares refinados presentes en caramelos, pasteles, azúcar de mesa, bebidas azucaradas, etc. y aumentar el consumo de los azúcares complejos presentes en los cereales, legumbres y patatas (aportarán la energía necesaria).
Utilizar como fuente principal de grasas el aceite de oliva y de semillas (no cocinar con manteca ni mantequilla).
Beber suficientes líquidos (alrededor de 2 litros diarios). No abusar del alcohol.
Mantener un peso adecuado.
Realizar ejercicio físico moderado y adaptado.
La información que encuentras en esta Web no debe sustituir a tu medico reumatólogo. Siempre tienes que dirigirte a un especialista para consultas y tratamientos. Esta es una Web con el deseo de ser informativa y realizada para colaborar con los pacientes que padecen esta enfermedad.
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