ORIGEN: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/homeopatia/quimera/ciencia/elpepusoc/20100306elpepisoc_1/Tes
La cebolla (Allium cepa) constituye uno de los ingredientes base para un buen sofrito. Pero también puede curar un resfriado común. La tinta de la sepia (Sepia officinalis) es imprescindible para un exquisito arroz negro, pero está recomendada para trastornos hormonales, menopáusicos y menstruales. Y el azufre (sulphur) no sólo sirve para matar el oídio -un hongo de la vid-, sino también para curar enfermedades de la piel. Y así un largo etcétera. Nada menos que 3.000 sustancias de origen vegetal, animal y mineral utiliza la homeopatía para curar patologías, sean leves, graves o crónicas.
¿Por qué escribir curar en cursiva? Pues sencillamente porque hay científicos y médicos a quienes esto de la homeopatía -como terapia o terapéutica natural- les parece una patraña. El Parlamento británico, por ejemplo, dictaminó en febrero que el único efecto curativo era el del placebo. Pero, además, nadie ha demostrado la vía por la cual esas bolitas -como anises- interaccionan en el organismo y llegan a variar el curso de una enfermedad. Si es que la varían y si es que interactúan, porque la homeopatía despierta filias y fobias, y suscita maniqueas opiniones. O se defiende a ultranza (en Reino Unido y Francia está incluida en la sanidad pública) o se denuesta. No hay término medio. Como mucho, puede encontrarse algún facultativo inusualmente escéptico.
La medicina homeopática se basa en el principio de similitud, es decir, una misma sustancia responsable de determinados síntomas también puede aliviarlos o neutralizarlos, siempre y cuando se administre de forma correcta (Lo semejante, con lo semejante se cura). Por ejemplo, la cebolla provoca lagrimeo e irritación de garganta, pero aligera un resfriado común. La cafeína produce insomnio o taquicardias, pero también puede inducir un ritmo cardiaco normal. Esta reacción se debe a la presencia en los medicamentos de esa sustancia en dosis infinitesimales, que se obtienen mediante procesos denominados de potenciación o dinamización (varias sacudidas de la dilución). Pero el origen de la polémica sobre su eficacia radica en que la dilución es tan acusada que a veces no queda ni una sola molécula de ese principio activo original. Por esta razón, Joan Ramon Laporte, jefe del servicio de farmacología del hospital de Vall d'Hebron de Barcelona, se refiere a los medicamentos homeopáticos como "la medicina del agua". "Para comenzar, no contienen nada porque la concentración del supuesto principio activo es infinitesimal. Y si dividimos por infinito, el resultado es nada. No hay un principio activo que desencadene una respuesta fisiológica en el organismo que mejore su estado de salud", concluye.
Sin embargo, Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008 por haber descubierto el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), no comparte esta opinión: "Se ha observado que ciertas diluciones dentro del agua en las que no queda materia sí registran, en cambio, vibraciones. Esta dilución puede reconstruir la información genética de la materia. Una información instructiva de la que la homeopatía no puede olvidarse, a pesar de que muchos críticos dicen que no hay nada. Pero sí hay algo. Nosotros hemos demostrado que hay estructuras en el agua que son inducidas por vibraciones electromagnéticas".
A raíz de este descubrimiento, los médicos homeópatas sostienen que la reacción que se origina en el organismo no es química, como sucede con los medicamentos alopáticos, sino de carácter físico, pero siguen sin aclarar cómo actúa. "Los estudios científicos que se han presentado y que demuestran que la homeopatía tiene un efecto superior al del placebo evidencian que eso es así, que nuestro organismo reacciona al medicamento. Hemos demostrado que el principio de similitud existe y funciona", rebate Assumpta Mestre, que dirige la sección de homeopatía del Colegio de Médicos de Cataluña.
Pero Montagnier añade: "¿Física o química? Es más complicado. Pero es verdad que se puede explicar el efecto de los medicamentos después de la dilución por el hecho de que la estructura del agua puede seguir representando a la molécula. El agua puede conservar la forma y la información del principio activo de la molécula". Una teoría que explicaría la influencia sobre el organismo de esa sustancia primitiva, aunque no quedara ni una sola molécula del original.
"Los mecanismos de acción de los medicamentos homeopáticos son muy variables. Lo que conocemos sobre cómo actúa la aspirina es muy distinto de lo que sabíamos 30 años atrás. Lo importante es que cure, cómo lo consigue la sustancia es secundario", añade Antonio Marqués, también médico homeópata con consulta en Canarias. Por el contrario, Joan Ramon Laporte responde: "Encontrar en el lugar de un asesinato la huella de un pie puede darte información sobre el tipo de zapato o el peso del individuo, pero no demuestra que haya sido el asesino. En homeopatía, igual: una persona puede curarse por simple cálculo estadístico, pero no demuestra que haya sido gracias a lo que ha tomado".
En España se calcula que 3.000 médicos de atención primaria, 2.000 pediatras y 4.600 facultativos de otras especialidades prescriben medicamentos homeopáticos. "Hace 20 años que me dedico a la homeopatía. Soy licenciada en Medicina y no paro de ampliar mis conocimientos en este campo. ¿Usted cree que si no tuviera evidencias y pruebas de su eficacia me habría pasado dos décadas ejerciéndola? Por Dios, soy médico, no una bruja con mis bolitas", se defiende Maite Bravo, que dirige los másteres de homeopatía en la Universidad de Barcelona, unos estudios de dos años que se iniciaron en 1995 y que requieren 320 horas lectivas y 140 de prácticas. Sólo pueden matricularse médicos, veterinarios o estudiantes de Medicina del último curso. También ese año empezaron a impartirse los másteres en la Universidad de Sevilla, de 500 horas lectivas.
¿Tanta formación para una terapia que algunos vilipendian? "Pues sí, la gente que critica la homeopatía lo hace por puro desconocimiento. Nosotros trabajamos con 3.000 medicamentos, de los cuales usamos con más frecuencia entre 250 y 300, porque cada individuo requiere un tratamiento personalizado. Si no, no funciona", agrega Bravo.
Un homeópata dedica a sus pacientes una media de 60 minutos por visita porque su objetivo es encontrar el origen real de su enfermedad y muchas veces no es de carácter físico, sino psicológico, de su fuerza vital. "Una enfermedad no es un hecho aislado, se ha de conocer muy bien al enfermo", explica Bravo, quien reconoce que los médicos tradicionales también curarían más a sus enfermos en los ambulatorios si les concedieran 30 minutos en vez de los 5 o 10 habituales.
La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria ha elaborado una guía en la que recomienda las terapias homeopáticas para 30 patologías diferentes. Por ejemplo, síndromes gripales, infecciones de las vías respiratorias, fibromialgia, fatiga crónica, otitis, asma, depresión o insomnio. Incluso se asegura que en el caso de infecciones por VIH se produce un aumento de los CD4 y de los linfocitos T. La guía asegura que estos medicamentos tienen escasos efectos secundarios, pero advierte de que sólo pueden ser prescritos por personas licenciadas en Medicina y formadas en homeopatía.
Se trata tan sólo de una recomendación, porque España carece de normativa sobre el ejercicio de la homeopatía, al contrario de lo que sucede en Francia, Alemania y Reino Unido donde está incluida en la sanidad pública y existen hospitales específicos. En España sólo se reconoce la homeopatía como acto médico. Primero fue el Congreso de los Diputados, en septiembre, el que lo aprobó por unanimidad. Tres meses después, la Organización Médica Colegial (OMC) tomó la misma decisión. "La homeopatía requiere un diagnóstico previo, una indicación terapéutica y ser realizada por personal especializado y en centros sanitarios debidamente autorizados", apunta Cosme Naveda, coordinador del área de terapias médicas no convencionales de la OMC. Naveda se define como un escéptico, "yo no me dedico a esto, visito en un ambulatorio, pero en medicina se puede hacer daño al paciente por acción u omisión. En homeopatía seguro que no por acción, porque no hay efectos secundarios, pero si no se realiza un diagnóstico claro, se puede entretener el problema y demorar su tratamiento".
Cataluña ha sido la única comunidad que se ha atrevido a regular el ejercicio de las terapias naturales, incluida la homeopatía, pero el Tribunal Superior de Justicia tumbó el decreto en junio de 2007 por invasión de competencias del Gobierno central. La Academia Médico-Homeopática de Barcelona recurrió la norma porque facultaba a cualquier persona, sin ser médico, para ejercer esta especialidad una vez demostrada su formación. En la sentencia, los jueces escribían: "No les falta razón a los recurrentes cuando afirman que el decreto supone autorizar a personas que no son licenciadas en Medicina para que puedan recetar medicamentos homeopáticos previo al diagnóstico de enfermedades".
Josep Davins, subdirector de Recursos Sanitarios de la Generalitat, explica que los facultativos entendieron mal la normativa, porque "no se pretendía regular la práctica médica, sino la no médica, y combatir el intrusismo. Queríamos proporcionar seguridad a los ciudadanos".
El Ministerio de Sanidad constituyó en abril de 2008 una comisión con las comunidades autónomas para tratar de legislar sobre el ejercicio de las terapias naturales de forma armónica. Pero son tan heterogéneas las prácticas (homeopatía, acupuntura, osteopatía, plantas medicinales, etcétera) que por ahora la comisión sólo ha recopilado la legislación europea sobre el asunto. En Francia y en Alemania la homeopatía está reservada exclusivamente a los médicos y en Reino Unido hay cuatro hospitales homeopáticos en la red pública (Londres, Bristol, Liverpool y Glasgow). No obstante, en febrero, una comisión del Parlamento británico conminó al Gobierno a retirar los 4,5 millones de euros que le cuesta al servicio nacional de salud esta medicina alternativa, por considerar que la homeopatía carece de consistencia médica. Pero el Gobierno laborista británico se niega a ello. "Aquí, en España, si estuvieras ingresado en un hospital y pidieras un tratamiento homeopático, te darían el alta en dos minutos", se queja Bravo. "¿Cuántos años estuvo la humanidad sin saber por qué caían las manzanas hasta que Newton lo explicó? Pues aquí lo mismo", agrega Assumpta Mestre.
Pero, convenza o no, la homeopatía cuenta cada día con mayor número de adeptos, no sólo entre los pacientes, sino también entre los médicos. El número de pediatras que optan por estos tratamientos se ha disparado en los últimos años, sobre todo por el perfil de seguridad de los medicamentos y la facilidad de administrarlos. Y sí, son medicamentos, no chuches, según todas las directivas europeas y la Agencia Española del Medicamento. Como tal, se venden en las farmacias. "Efectivamente, estamos hablando de medicamentos con eficacia demostrada con estudios científicos y ensayos, al igual que sucede con los medicamentos convencionales, los alopáticos", comentan representantes de la Agencia Española del Medicamento. Si no, no estarían en el mercado.
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