ORIGEN: http://afaramos.blogspot.com/2010/10/estres-y-fibromialgia-una-relacion-de.html
martes 19 de octubre de 2010
La modificación de creencias personales es fundamental para conseguir un correcto equilibrio entre estrés y recuperación en pacientes con fibromialgia. AsÍ se desprende de un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
¿De qué manera el estrés puede estar afectando a personas que sufren fibromialgia generando daños a la salud, molestias, e incluso dolor? Desde este estudio, se desprende que el ciclo de recuperación del estrés podría estar muy relacionado con diversos procesos cognitivos que modulan el comportamiento de pacientes con fibromialgia a la hora de enfrentarse a sus dolores.
Entre las conclusiones más importantes de este trabajo se apunta a que estas personas tienen una menor tendencia a recuperarse de los estresores pudiendo causar daños irreversibles a su salud a medio y largo plazo. Para modificar esta tendencia, se proponen técnicas cognitivo-conductuales como herramientas orientadas a la búsqueda del correcto equilibrio entre estrés y recuperación, resultando fundamental para ello la modificación de las creencias de autoeficacia y las expectativas de control. En definitiva, las pacientes con un gran sentido del control sobre la enfermedad se implicaran activamente en la obtención de un mayor equilibrio en el balance estrés/recuperación, fundamentalmente mediante la implicación en un mayor número de actividades de recuperación. “Aquella persona que no confía en sus capacidades para hacer frente a los estresores generales o específicos derivados de la propia enfermedad, se centrará más en sus problemas, en su enfermedad y en los dolores, sin darse una tregua para el descanso y el esparcimiento.
“En la medida en que tú percibes mayor control sobre ti mismo y sobre la situación que te rodea, es más probable que encuentres un adecuado balance entre estrés y recuperación”, indica el primer autor de este trabajo, José Luis González Gutiérrez “estamos expuestos continuamente a estímulos a los que el organismo trata de hacer frente mediante una respuesta combinada de ciertos neurotransmisores, hormonas y neuropéptidos. Dicha respuesta, sostenida en el tiempo de manera patológica, puede dar lugar a una modificación del funcionamiento de los sistemas inmunológico, nervioso y endocrino. Entre otras consecuencias, se pueden ver dañados ciertos mecanismos de modulación del dolor, de manera que el estrés es un factor que influye directamente en el mantenimiento de muchas enfermedades que cursan con dolor crónico”, continúa.
De este modo la autoeficiencia y la internalidad otorgarían un sentido de control personal que permitiría hacer un uso óptimo de la recuperación, posiblemente en sentido sinérgico, fomentando bucles activos de retroalimentación favorables. La inexistencia de una relación directa de este tipo de recursos cognitivos con el estrés permite identificar a ambos como fuentes relevantes de recuperación y de búsqueda de equilibrio, más que como factores que reducen la presencia del estrés en el sentido más tradicional. En definitiva, la sensación de control percibido generada por la internalidad y las creencias de autoeficacia han sido señalada como un eficaz regulador del funcionamiento, permitiendo una mayor perseverancia en la ejecución de actividades y mayor resistencia a los fracasos.
Este estudio empírico ha sido llevado a cabo a través de un cuestionario modelo presentado a 130 mujeres diagnosticada de fibromialgia, pacientes de la Fundación Hospital Alcorcón de Madrid y miembros de la Asociación de Fibromialgia de la Comunidad de Madrid. La edad media entre las participantes fue de 53.14 años, 70% de ellas casadas, 76% estudios de bachillerato y el 68.5% desempleadas.
La fibromialgia es una enfermedad frecuente que padece hasta el 5% de la población, siendo más común en las mujeres que en los hombres adultos, aunque puede aparecer en niños. Se desconoce las causas que la producen, aunque su evolución es benigna, sin riesgo para la vida y sin provocar invalidez o lesiones definitivas. Las personas que sufren de esta dolencia crónica, generalizada y que se caracteriza por dolor de larga duración en los músculos y en las articulaciones de todo el cuerpo están expuestas a diversos estresores de una forma más intensa que las personas sanas. En definitiva, la intensidad del dolor que provoca esta enfermedad varía de día en día y, en muchas personas el dolor interfiere en las tareas diarias y cotidianas, que se hacen más complicadas cuando el estrés se hace presente. La respuesta fisiológica que el cuerpo pone en funcionamiento ante un estresor está orientada a afrontarlo y volver al estado base, no obstante, si no se consigue efectuar los procesos adecuados, el estrés se va a mantener y va a generar daños a la salud. Como en el deporte, para estar en buena forma física lo importante no es sólo entrenar sino recuperarse de cada entrenamiento.
Fuente: madriddiario.es
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